lunes, 12 de marzo de 2012

Primero lo nuestro





Primero lo nuestro es el sentimiento que la mamapacha aflora desde las entrañas de su ser; con ello las sensaciones de nacer, elevan al alma al goce exquisito del placer; dicha que no es más que la fortuna de decir, primero es lo nuestro.
Por ello, cuando mis labios brindan el licor de mis pueblos, no bebo para olvida, libo para recordar, que tú eres mi razón; y que estas en mi corazón.
A cada sorbo mis labios pronuncian tu nombre y en la lejanía añoran tus frutos, tus sazones, tu existencia; con ello las lagrimas desean resbalar, si caen no serán de cobardía, sera de amor porque sobre todo;
primero es lo nuestro.

SENTIMIENTOS

Quiero compartir este sentimiento contigo
Amor de ayer, deseo abrirte el corazón y enseñarte a leer las escrituras de las emociones; para que en ella veas que escrito esta tu nombre en las múltiples oraciones; al leerlas descubrirías que en mis noches sueño contigo; al despertar eres mi primera idea. Que más puedo decir, me llenas, completas el aire necesario a mi respirar. Sin ti nada existe y porque vivo en ti.
No se de donde saliste y a donde llegaras; empero eres la mujer que a mi vida llenaras con las ilusiones de los días, con el amor lejano, escondido tras las lineas de la vida; me amaras, no me amaras que importa, al final es la emoción de sentir a la felicidad acariciar nuestro ser.
Un segundo de felicidad pura es para sentir una vida entera.



Los lamentos se los lleva el viento pasajero,
la tierra se traga las lagrimas,
la naturaleza corre;
empero, no puedo olvidar.
Sentada, con los codos hincados
sobre la áspera meza; rudimentaria,
ella, recostaba una de sus mejillas
sobre la palma de su mano; Pensaba.
El mendrugo pan; necesitado, yacía
en la pequeña canastilla de esteras.
Su mirada fija en la descascarada pared de adobe
dibujaba ilusiones deseadas.
¿En quien pensaba?
Inedito, en sus hijos que a pie descalzo
por faltas no cometidas arrancaban el dolor a su alma.
¿EL padre? Una noche, luego solo el adiós irresponsable.
Parado en el umbral allí la miraba, al pestañeo
la realidad llamaba.
Mi madre no estaba; recordé , descansaba.



Las mañanas llegan,
las tardes se van,
a la aurora te digo adiós;
mientras, mi mente vaga,
en recuerdos tristes,
imaginados; que al segundo,
llegaran como las golondrinas
en su agitado volar.
Las palmaditas, los aplausos, el abrazo efusivo,
la sonrisa blanca, la hipocresía junta, solo son marcas dejadas
en el plano de la vida.
Por ello, a las canas blancas pintadas de esperanzas
las dejo descansar en la alcoba de la ilusión; que no hace daño.