viernes, 8 de junio de 2018










¡Madre ¡
que, en los cielos estas,
perdónales porque no saben lo que hacen,
 cuida sus agónicos días
 de sufrimientos y desgracias.
¡Pobres andan sumergidos en la macula noche de sus pesadillas;
 recordando los perdidos días al no decirte
 ¡te quiero madre mía!;
hoy desolados caminan al no tenerte a su lado,
agónicos al tiempo perdido,
por sus mejillas ruedan las lagrimas
que, tragadas por la seca tierra,
los recuerdan de donde vienen.
lloraran sobre el huérfano árido del recuerdo,
agonizando cada día.
 ¡Madre!
¡Perdónales porque no saben lo que hacen!
fue el grito del santo
Privilegiado el que tiene una madre
que acaricia el rostro y susurra el nombre,
 ¡Abrázala!
Que mañana serán tus recuerdos y la sonrisa brotara en tus labios
de lo mucho que la amaste.